miércoles, 18 de junio de 2008

HONGOS COMESTIBLES: UN MANJAR PARA PROVECHO COMERCIAL

Investigadores ecuatorianos identificaron 11 especies de hongos aptos para la alimentación, provenientes del bosque tropical de Esmeraldas. Se planea su producción y comercialización a nivel de microempresa comunitaria.
La especies comestibles identificadas por los investigadores se emplearán en la producción comercial en comunidades pobres de Esmeraldas.
¿Ha escuchado usted hablar del quysthyuthyu, de la cayamba o de las orejas de palo? Por si no lo sabía, estos son nombres que los pobladores de comunidades rurales de la provincia de Esmeraldas dan a ciertas especies de hongos agaricales (setas) existentes en los bosques tropicales y que ancestralmente han servido de alimento para sus familias. Pero, lamentablemente, por diversos motivos esa costumbre culinaria se ha ido perdiendo con el paso de los años.
Los hongos comestibles constituyen un apetecido producto no maderable que encierran los bosques de Esmeraldas. Las comunidades chachis, awá y negras, asentadas en la provincia, tradicionalmente los han consumido preparados de diferentes maneras. Sin embargo, la deforestación y la pérdida de identidad cultural ha llevado a que paulatinamente se reduzcan las posibilidades de colectar este alimento, hoy amenazado por la explotación de los bosques nativos que aún sobreviven en esa región.
En vista de ello, después de un trabajo de investigación que duró tres años, especialistas de la Universidad Técnica Luis Vargas Torres de Esmeraldas identificaron 11 especies de hongos con características nutritivas y alimenticias -dos de ellas nuevas para el Ecuador- y con potencial para la explotación, en comunidades asentadas en áreas boscosas de la provincia verde.
Esta labor, que concluyó en marzo del 2004, es parte de un proyecto que pretende generar ciencia y tecnología que permita la producción de los hongos comestibles a nivel de microempresa comunitaria. Para ello, se requiere de una segunda etapa de actividades.
Transversín Vivero, investigador principal del proyecto, asegura que con este trabajo la Universidad de Esmeraldas se convierte en pionera en el estudio de hongos tropicales en el Ecuador. “Además este estudio aporta al conocimiento científico, tanto local como internacional”.
PRODUCCIÓN COMUNITARIA, UNA META
La investigación se financió con fondos del Programa de Modernización de los Servicios Agropecuarios (PROMSA) y en ella colaboraron entidades locales como el Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) y la Universidad Central, así como la Universidad de Los Andes, de Venezuela, y el Instituto Ecológico de Jalapa, Veracruz, de México, entre los organismos extranjeros.
El proyecto, según Transversín Vivero, tiene como objetivo contribuir a mejorar la calidad de vida de los habitantes de las comunidades pobres de Esmeraldas y reducir la presión a la que están sometidos los bosques del noroeste de esa provincia.
De esta forma se intenta, además, rescatar las costumbres culinarias y conocimientos ancestrales dentro de las comunidades, con la activa participación de la mujer, así como apoyar la formación de microempresas familiares dedicadas a la producción, industrialización y comercialización de los hongos comestibles como una alternativa de ingreso económico para el campesino.
“Nosotros hicimos un estudio de mercado y advertimos que el negocio es bastante rentable, porque, entre otros aspectos, los hongos comestibles se desarrollan con sustratos baratos. Además, hay posibilidad de comercializarlos aquí mismo en el Ecuador, pues a nivel local existe un gran déficit del producto y las especies que se venden hay que importarlas”, afirma Vivero.
En nuestro país la mayor demanda de hongos se concentra en las provincias de Pichincha, Guayas, El Oro, Los Ríos y Azuay, ya sea en fresco, encurtido o seco. En el ámbito internacional, son muy apetecidos en los mercados asiáticos y europeos.
En Esmeraldas hay un enorme potencial por descubrir con respecto a este producto alimenticio, pues, según Vivero, el estudio abarcó solamente 30 hectáreas de las 15.000 que posee la provincia.
Los hongos que sirven para la producción comercial provienen de clima templado y es poco lo que se conoce sobre los de clima tropical, salvo algunas especies de África, sostiene el experto. “Por eso queremos estudiar cada uno de los hongos comestibles establecidos para hacer con ellos ensayos de producción”.
Esa actividad se prevé cumplir entre abril y octubre del 2004, que comprende la segunda fase del proyecto, con cuatro especies, en las comunidades de Colón Eloy y Malimpia. Esta última etapa consiste en trabajar con los campesinos de esos dos sectores y formar microempresas comunitarias de producción y comercialización de los hongos comestibles.
Los investigadores esperan que este proyecto sirva como incentivo para que la explotación de estas especies se convierta en una fuente segura de alimentación para poblaciones marginales y una alternativa que reduzca la dependencia hacia la explotación maderera, así como en una rentable actividad productiva en el país, incluso con fines exportables.
LA INVESTIGACIÓN
Como una primera actividad de campo, los investigadores recolectaron muestras en bosques y zonas de cultivos de diez comunidades pertenecientes a cinco cantones de la provincia de Esmeraldas (Guabina y Guadualito, en San Lorenzo; Nache y Medianía, en Río Verde; Colón Eloy y Playa Grande, en Eloy Alfaro; Contreras y Balzar, en Muisne; y Malimpia y Naranjal, en Quinindé). Se estima que aproximadamente 10.000 personas viven en esas localidades.
La recolección de los especimenes se realizó de tal manera que una vez determinada el área de búsqueda no quedó ningún lugar sin registrar (método de barrido). De esta tarea se recogieron 420 especies diferentes de hongos, de los cuales 89 pasaron a un proceso de análisis, tanto de campo como de laboratorio, para su identificación taxonómica y conocer su idoneidad como alimento.
En consecuencia, 32 especies se las clasificó como agaricales y de ellas 11 resultaron ser comestibles. Un hecho relevante del estudio es que los investigadores encontraron dos especies, Gymnopilus sp. y Phlebopus sp., que no estaban registradas en el país, la segunda de ellas posiblemente comestible.
Con las especies con características nutritivas y alimenticias se planea realizar ensayos de producción en diferentes comunidades, y a partir de sus resultados emprender la formación de microempresas productivas y de comercialización.
EL MUNDO DE LOS HONGOS
Los hongos son plantas talofitas -su cuerpo vegetativo es el talo, que equivale al conjunto de raíz, tallo y hojas de otras plantas-, sin clorofila, de tamaño muy variado y reproducción preferentemente asexual (por esporas), que son parásitas o viven sobre materias orgánicas en descomposición.
Los agaricales son hongos gelatinosos, perecibles, que integran tanto especies comestibles como venenosas. Son de gran importancia económica para el hombre por sus diferentes usos, tanto en alimentación, medicina, agricultura, industria, etc.
El estudio determinó que las especies de hongos comestibles potencialmente explotables son: Auricularia delicada*, Auricularia fuscosuccinea, Pleurotus concavus*, Pleurotus djamor*, Polyporus tenuiculus, Lentinus critinus, Lentinus fockei, Lentinus strigellus, Lentinus strigosus, Notopanus eugrammus y Oudemansiella carnarii (*Especies con posibilidades de cultivo en restos de madera y otros residuos agroindustriales).
El análisis bromatológico (alimenticio) de 10 hongos estudiados en el proyecto demostró que su contenido de nutrientes es similar a los encontrados en las hortalizas del grupo de las leguminosas.
Los hongos son pobres en grasas y colesterol y ricos en vitaminas B1, B2, D y otros compuestos del complejo B. Estudios recientes han comprobado que 200 gramos de hongos pueden reemplazar 100 gramos de carne.
Revista El Agro
Por: Mario Avilés - maviles@elagro.com.ec

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