miércoles, 18 de junio de 2008

CARTA ABIERTA A LOS JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO PARTICIPANTES EN LA CUMBRE MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN, CINCO AÑOS DESPUÉS

Excelencias:Como presidente de la Federación Internacional de Productores Agrícolas (FIPA) me corresponde el honor de transmitirles el siguiente mensaje del 35º Congreso Mundial de Agricultores, celebrado en Giza, República Arabe Unida del 25 al 31 de mayo de 2002.
Los líderes de las organizaciones nacionales de agricultores de todo el mundo, representantes de casi 1.000 millones de familias de agricultores están muy decepcionados por la falta de progreso en la eliminación del hambre en el mundo. 800 millones de personas no tienen alimentos suficientes para el sostén de la vida y del trabajo, y la mayoría vive en zonas rurales. 24.000 personas mueren a diario de hambre y de causas relacionadas con el hambre, de los cuales 18.000 son niños menores de cinco años.
Sus gobiernos asumieron compromisos en la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996 para equilibrar esa situación. Esos compromisos fueron reafirmados en la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas por la que 189 estados miembros acordaron acciones para recortar a la mitad la hambruna y la pobreza para el 2015. Cientos de millones de pequeñas familias rurales contaban con ustedes para hacer del “alimentos para todos” algo más que el lema de la FAO, y más que una meta incumplida de otra conferencia internacional. La decepción ha causado decepción y enfado.
A esos compromisos debió haber seguido la concesión de mucha mayor prioridad a la agricultura en los presupuestos agrícolas por parte de los gobiernos nacionales, en la ayuda al desarrollo y en los programas de las instituciones internacionales.. A pesar de ello la prioridad concedida a la agricultura es ahora menor.
¿Cómo puede pretender el Banco Mundial que desea eliminar la pobreza -que se encuentra en un 75 por ciento en las zonas rurales- cuando sus créditos a la agricultura se han recortado a sólo el 8 % del total de préstamos?
¿Cómo pueden esperar los gobiernos nacionales en los países en desarrollo eliminar la pobreza cuando muchos no tienen siquiera un plan nacional para la agricultura ni han asignado una parte razonable de su presupuesto nacional al desarrollo agrícola?
Los recursos ofrecidos por la ayuda internacional al desarrollo son importantes para acometer los problemas de la inseguridad alimentaria, particularmente en los países de bajos ingresos. Sin embargo el nivel de la ayuda al desarrollo ha caído en forma significativa, especialmente en la agricultura. Son muy pocos los gobiernos que cumplen con la meta acordada internacionalmente de dotar a la asistencia al desarrollo con el 0,7% del PIB.
Las “directrices de la pobreza” del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE ni siquiera incluyen a la agricultura.
La Agricultura sigue siendo la columna vertebral de la mayoría de las economías de los países en desarrollo. Los agricultores son capaces de satisfacer las necesidades de una población mundial creciente y están dispuestos a hacerlo si se les entregan las herramientas necesarias para hacerlo. La prioridad baja y en disminución de la agricultura es contraproducente. El abandono de la agricultura es la causa de muchos de los sufrimientos que hoy padece el mundo. Continuar con el abandono de la agricultura y de las gentes que trabajan en la agricultura sería un grave error porque el sector es clave en la lucha contra la pobreza y el hambre.
La Conferencia observó el desarrollo positivo de los agricultores en Africa con el establecimiento del programa de NEPAD. Los agricultores esperan que los compromisos de NEPAD generarán un progreso rápido y considerable para reducir el hambre y la pobreza en Africa.
Al reunirse ustedes como Jefes de Estado y de gobierno en la Cumbre Mundial de la Alimentación, cinco años después, en Roma, del 10 al 13 de Junio de 2002, los agricultores esperan acciones concretas para llevar a la práctica los compromisos asumidos hace cinco años en la Cumbre Mundial de la Alimentación. Menos que eso sería inaceptable. La cumbre de Roma debe ofrecer la dinámica necesaria para devolver a las cuestiones de la pobreza rural y la seguridad alimentaria a la cabeza de la agenda internacional. Debe decidir sobre las acciones concretas que deben realizarse y un calendario para su realización, incluyendo su revisión en cada conferencia de la FAO.
El acceso a los alimentos es un derecho humano básico que puede conseguirse.
Esta Cumbre sigue a la reciente reunión de Monterey en México en la que los gobiernos se comprometieron a un aumento significativo de la financiación para el desarrollo. En el uso de esos fondos debe concederse prioridad a la eliminación de la hambruna y la pobreza.
Está claro que para cumplir con los objetivos de la Cumbre de reducir a la mitad la pobreza hasta el 2015 es necesario motivar y movilizar a los agricultores en efectiva asociación con los gobiernos y otros interesados en la eliminación del hambre.
La FIPA propone que los elementos fundamentales de esta asociación incluyan las acciones siguientes:1. Invertir el proceso de drenaje de recursos de la agricultura e invertir la pronunciada caída de la ayuda para el desarrollo agrícola.
2. Centrar más los esfuerzos de desarrollo en las personas y sus organizaciones. Una de las claves para la lucha eficaz contra el hambre es tener socios bien organizados con quien trabajar, como las organizaciones de agricultores. El refuerzo de la capacidad de organizaciones auténticas de familias rurales e involucrarlas como socios en los esfuerzos de desarrollo debería ser la piedra fundamental de cualquier estrategia que pretenda alcanzar a los pobres del campo. Los agricultores son la gran mayoría de la población mundial. Ellos son los protagonistas esenciales para conseguir vitalidad económica, social y cultural en las comunidades rurales y dotándolas del potencial de generar los ingresos que saquen de la pobreza a millones de agricultores.3. Ofrecer a los agricultores en los países en desarrollo la posibilidad de ir más allá de la producción de alimentos para sus familias y generar ingresos procedentes de los mercados comerciales. Los agricultores en todo el mundo necesitan oportunidades de mercado pero también necesitan poder aprovechar dichas oportunidades mediante servicios de apoyo para conseguir que sus productos cumplan con normas d e calidad cada vez más estrictas.
4. Reforzar las organizaciones de agricultores en el mercado ante el poder de mercado de las grandes empresas multinacionales que dominan la cadena alimentaria. Las sociedades eficaces son aquellas que se establecen entre iguales y hoy día los agricultores son socios en situación desigual. Se dan muchos casos en que la desreglamentación y la liberalización han tenido por consecuencia presiones sobre los precios de los productores y aumentos en los márgenes de los comerciantes.5. Corregir los graves desequilibrios del sistema comercial agrícola en contra de los agricultores de los países en desarrollo durante el actual Ciclo de Doha de negociaciones multilaterales en la OMC. Dar posibilidades para crear riqueza por el comercio es una de las maneras más eficaces de reducir el hambre y la pobreza.
6. Ofrecer a los agricultores y a largo plazo un acceso seguro a los recursos. En particular a través de la concesión a los agricultores de tenencias seguras de la tierra, derechos seguros al agua, acceso a créditos y acceso a recursos genéticos tales como animales y semillas mejorados. Estas medidas no requieren un alto nivel de gasto gubernamental pero tienen un impacto significativo en la motivación de los agricultores.
7. Construir infraestructuras eficientes de comercialización, transporte y comunicaciones. Estos forman parte esencial de un sistema agrícola sostenible. La infraestructura rural no sólo es importante para los agricultores como productores sino que también lo es para ellos como ciudadanos y su calidad de vida en las zonas rurales.
8. Dedicar más programas agrícolas para tratar la especial situación de las mujeres que producen una gran parte de los alimentos de los países en desarrollo.
ExcelenciasEn último análisis será el agricultor el factor decisivo del éxito o fracaso de cualquier estrategia para conseguir seguridad alimentaria. Por lo tanto no debe ser perdido de vista su principal protagonista. Si la Cumbre de la Alimentación de la FAO, cinco años después, se centra en el refuerzo de la agricultura y en la facilitación de los esfuerzos de auto-ayuda de los agricultores, estamos seguros de que sí habrá “alimentos para todos”.
Les saluda respetuosamente,
Gerard Doornbos
Presidente de la Conferencia

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