miércoles, 18 de junio de 2008

EL COMERCIO DEL “AGUA VIRTUAL”

El comercio agrícola mundial no es sino una gigantesca transferencia de agua, en forma de commodities, desde regiones donde se la encuentra en forma abundante y a bajo costo, hacia otras donde escasea, es cara y su uso compite con otras prioridades. Esto ya tiene un nombre, entre los estudiosos del enfoque, la denominan “agua virtual” y sostienen que este comercio se incrementará en el futuro, de la mano de una demanda creciente, paralela al agotamiento y contaminación de los recursos.

EL CASO CHINO

Se estima que China comprará este año comercial entre 16 y 18 millones de toneladas de poroto de soja, lo mismo o más de lo que produce, lo cual le representa una salida de divisas del orden de los 3.500 millones de dólares, a valores actuales. Lo hace porque es una economía en expansión cuya población, en la medida que mejora su ingreso, se vuelca hacia las proteínas animales, que se producen sobre la base de hidratos de carbono y proteínas vegetales.

Pero también porque lo que le sobra no es precisamente agua. Si bien, es el quinto en el ránking mundial de países en cuanto a volumen de recursos hídricos, los 1.200 millones de habitantes que posee hace que la disponibilidad de agua per cápita lo ubique entre los últimos del planeta.

Hoy China enfrenta el creciente problema que su industria en expansión y una población que accede a más ingresos le demandan más recursos hídricos, que necesariamente debe quitárselos a la agricultura, en particular en la región norte del país, donde buena parte del trigo que allí se produce utiliza agua de riego.

Sucede que el país asiático se autoimpuso, lo logró y superó, generar el 95 por ciento del consumo de trigo, maíz y arroz. Pero estos cultivos son sumamente ineficientes en el uso de agua. Mantener la producción triguera en el norte del país ha llevado a drásticas reducciones de los acuíferos -que se contaminaron con agua salobre- y negativos impactos ambientales, que hoy comienzan a resquebrajar el sistema.

En este sentido, el Departamento de Agricultura de los EE.UU. dio a conocer en marzo de este año, un informe denominado “China's Agricultural Water Policy Reforms” donde plantea que se producirán cambios en el perfil de la producción agrícola del país asiático, desde los cultivos extensivos altamente demandantes en agua, hacia los intensivos, de alta demanda en mano de obra -ventaja comparativa de China- y con factibilidad de aplicar tecnologías de conservación del riego, con viabilidad económica.

Esto es lo que se denomina “agua virtual”. Cuando China importa 18 toneladas métricas de soya, ingresan “virtualmente” los 22.500 millones de metros cúbicos de agua que hicieron falta para producirlas.

CUESTIÓN DE EFICIENCIAS

Una persona bebe, en todo un año, un metro cúbico de agua, aproximadamente. Requiere -término medio- para el uso doméstico entre 50 y 100 m3 en el mismo lapso. Pero los alimentos que consume al año necesitan unos 1.000 m3 para ser producidos.

En el caso de la soja, por ejemplo, la bibliografía Argentina cita eficiencias del uso del agua de entre 5 y 11 kg por cada 10 m3. Indices similares se le pueden adjudicar al girasol o el trigo. En este grupo de los commodities se destaca el maíz, que por su metabolismo C4 logra producir entre 10 y 24 kg de grano con los mismos 10 m3.

En el caso de la soja, y haciendo un promedio de 8 kg por cada diez metros cúbicos de agua, significa que los 35 millones de toneladas que se producen por año en el país y se exportan casi todos, requirieron de unos 44.000 millones de metros cúbicos de agua para producirlos, lo cual no sería posible hacerlo si el agua no tuviera costo cero, como es la que viene de la lluvia.

Ese volumen de agua es 20 veces la que dispone Israel por año. Anthony Allan, especialista en temas hídricos de la Universidad de Londres, sostiene que los países del norte de Africa y Medio Oriente hace rato ya que se encuentran en déficit hídrico y que, aunque su dirigencia política no lo reconozca explícitamente, las crecientes importaciones de cereales y harina de trigo, sobre todo en el período que va de 1970 a 1985, es la manifestación del déficit del recurso hídrico.

AGUA VIRTUAL EN LAS PAMPAS

Parece claro que una de las ventajas comparativas de los agricultores argentinos es disponer de agua a costo cero, gracias a las precipitaciones que caen en sus campos. Sin embargo, la intensificación del ciclo húmedo en la región pampeana crea la paradoja de que los campos queden inutilizados por excesos de agua, sea porque permanecen inundados o porque no permiten ingresar con las máquinas a producirlos.

La respuesta obvia es desalojar el agua hacia el mar de la forma más rápida posible. Esto es en definitiva por lo que pelean los productores de la Cuenca del Salado y de otras regiones también. Pero ya en 1884, Florentino Ameghino proponía considerar los excesos de agua como reservas para los ciclos secos.

Javier Preciado Patiño

“No tenemos agua de sobra, sino tan sólo la bastante si toda ella pudiera ser aprovechable. Luego, dar desagüe ilimitado a las aguas que cubren en ciertas épocas los terrenos de la pampa, sería desperdiciar sin provecho una cantidad enorme de líquido indispensable a la fertilidad del país”, decía el científico en una conferencia que daba en el Instituto Geográfico Militar en ese año.

Es cierto que tremendos cambios tecnológicos se sucedieron entre esa fecha y el presente, en particular en el capítulo agrícola. Y sin embargo, ¿es lógico echar al mar un recurso que escasea en el mundo entero, en particular en aquellas regiones más pobladas, con más rápido deterioro de sus recursos naturales y crecientemente ávidas de alimentos básicos?

El gobierno de La Pampa acaba de dar un primer paso en este sentido. En la región de Quemú Quemú tiene licitada la construcción de un reservorio de 25.000 hectáreas hacia donde circulará el agua que hoy sacó de producción a unas 60.000 hectáreas. Consultado al respecto, el ministro de la Producción pampeano, Néstor Alcala, explicó que en principio no está previsto en esta primera etapa utilizar ese reservorio para riego, pero no descarta que el próximo paso sea estudiar la factibilidad de promocionar la forestación con esta agua. Ahí, el sistema terminaría de cerrar: todos los campos en producción sin problemas de agua, y cuando las mismas producen excesos, se canalizan hacia un reservorio que la utilizaría para un nuevo emprendimiento productivo.

Librecomercio agrícola

Paul van Hofwegen, del Consejo Mundial del Agua (Water World Council), apunta que el incremento del comercio global de agua virtual implica cambios drásticos en los patrones de producción agrícola de los países y que tiene que ser examinado en términos políticos de seguridad y soberanía alimentaria, generación de empleo y utilización de los recursos hídricos.

Obviamente, para que una nación confíe su provisión de materias primas básicas a proveedores externos, es necesario que el proteccionismo ceda y el librecambio agrícola aumente. Un mundo seguro, con líderes políticos que apuesten a la libre circulación de los bienes, es la forma en que los países pueden ir librándose de sus políticas de autoabastecimiento de materias primas y concentrarse en la producción de aquellos cultivos que maximizan su retorno económico por metro cúbico de agua consumida.

En este marco, la cadena agraria argentina tienen un gran partido por jugar, pero es necesario, al mismo tiempo, promover ese marco comercial y valorizar el recurso hídrico.

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